Mi visita a El Salvador

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Por Padre Denny Martin

Padre Dennis Martin, a la izquierda, se encuentra dentro de una capilla construida en el lugar donde fueron encontrados los cuerpos de cuatro religiosas norteamericanas en El Salvador en 1980. También en la foto, en la parte delantera, Aminta Meléndez de Hernández y Benito Muñoz. En la parte posterior, estan María Meléndez Duran y José Duran. La capilla fue construida gracias a las donaciones de la Diócesis de Cleveland, Ohio, donde Jean Donovan y Dorothy Kazel, dos de las mujeres asesinadas, habían servido.

Desde el 22 de abril hasta el 6 de mayo del presente me pasé dos semanas en El Salvador. Acompañé a José y María Duran quienes regresaron a visitar a sus parientes. José y María son feligreses de la parroquia de san José, West Liberty. Fuimos recibidos en el inmenso aeropuerto internacional fuera de la capital, San Salvador, por Benito y Aminta, hermanos de María y su sobrina Ingrid. Nos subimos junto con nuestro equipaje atrás de la camioneta Mazda 1987 de Benito. La brisa creada mientras la camioneta corría a buena velocidad fue el único aire acondicionado que tuvimos en El Salvador. Puesto  que las temperaturas se mantenían alrededor de 90° – más o menos, el siguiente día me compré un ventilador oscilador para mi cuarto que ayudó bastante.
Nos quedamos en Santiago Nonualco en casa de Benito que queda a un lado de la casa de Aminta. Hubo bastantes puntos culminantes para mí durante este viaje. Conocí al párroco de la parroquia de Santiago Apóstol y concelebré la misa dominical principal. La iglesia es amplia y estaba llena. Tienen cinco misas el fin de semana. El domingo después de misa, el párroco, Felipe López, me pidió que celebrara “unos cuantos” bautismos. ¡Resultó que fueron once! Un record nuevo para mí – 11 bautismos al mismo tiempo.
El Padre Felipe tiene 19 comunidades pequeñas a su cargo, y cada 3 meses tienen una reunión plenaria en una plaza grande de una escuela. Después de los bautismos María, José y yo fuimos a la reunión. La reunión fue muy alegre e inspiradora. Otra cosa que me impresionó fue la cantidad de monaguillos que tenían para la misa dominical. La procesión incluyó a unos veinte o veinte y cinco niños y niñas.
Tuvimos la oportunidad de visitar la capilla conmemorativa construida por la Diócesis de Cleveland, Ohio en homenaje a las cuatro mujeres asesinadas durante los años de la guerra. Ellas eran la Hermana Dorothy Kazel una religiosa Ursulina, Jean Donovan una misionera laica y las Hermanas de Maryknoll Maura Clarke e Ita Ford. Está ubicada en un sitio aislado no muy lejos de Santiago Nonualco.
Tomamos un día para ir al Mar Pacífico en Costa del Sol. Hay varias personas de esta parte de El Salvador que ahora viven en West Liberty. Por coincidencia, el padre de dos señoras de West Liberty quien murió en California estaba por sepultar cerca de Santiago de Nonualco. Pudimos asistir al velorio y a las exequias. Sus hijas más otros parientes de West Liberty estaban allí también.
Otro punto culminante para mí y los Duran, fue poder visitar con dos niños que patrocinamos por medio de la Fundación Cristiana para niños y ancianos. Los niños – una niña y un niño viven en otra región de El Salvador que se llama Santa Ana. La organización hizo posible que nos encontráramos en San Salvador el punto medio para ambos. Tuvimos un largo almuerzo en un Pizza Hut en un centro comercial grande y moderno. Fue maravilloso para mí, poder ver y abrazar a Nathalia quien sólo conocía por medio de la correspondencia.  Después de nuestro encuentro con los niños, fuimos a visitar la cripta de la catedral para ver la muy impresionante tumba de Monseñor Oscar Romero.
Aminta, la cuñada de Maria es co-líder  de un grupo de comunidad de base. Tuve la oportunidad de asistir al grupo y contribuir a su entendimiento de la palabra de Dios. Benito es soltero, pero Aminta, Ingrid, su esposo y su suegra viven en seguida de Benito y allí es donde tomábamos nuestros alimentos. Fue muy grato compartir con la familia. La ropa se lava a mano, y aunque insistían lavarme mi ropa, yo les ayudaba a lavar mi propia ropa lo más posible. Había agua cada que otro día y los días que había, eran para guardar el agua en un depósito de piedra para los menesteres de la casa: lavar la ropa, usar el baño, y tomar una ducha.
Tuve la oportunidad de conocer a muchas otras familias, ya que se visitaban a los parientes todos los días. Pudimos asistir a varias fiestas anuales en San Juan Nonualco y San Pedro Mártir. El último domingo no me sentía bien y decidí no concelebrar. El Padre Felipe me divisó entre la muchedumbre (como si eso fuera difícil) y les pidió a la gente darme una ovación de pie para despedirme con sus  deseos para un viaje de regreso a casa seguro. Creo que quiere que regrese – cosa que probablemente haré.
(El padre Denny Martin es un sacerdote jubilado de la Diócesis de Davenport.)


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