Sigamos aprendiendo y reflexionando

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Por el Padre Guillermo Treviño
El Mensajero Católico

Hace apenas dos años, fui ordenado sa-cerdote. ¡Después de siete años en el seminario, terminé mis estudios y mi entrenamiento! Poco sabía yo que estaba recién empezando. En mis primeras semanas como sacerdote, aprendí no sólo a leer la Misa, sino a rezar la Misa. Aprendí a administrar los sacramentos, y también aprendí sobre la calle West End de Davenport, creciendo en confianza y predicando. Para ser ho-nesto, todavía estoy aprendiendo, y doy las gracias a mis parroquianos en San Alfonso y Santa María, Davenport y en San Pedro, Buffalo por estar siempre conmigo.

Fr. Treviño

Para aquellos que recién han entrado a la Iglesia, los felicito. Miles de personas fueron recibidas durante la Vigilia Pascual en todo el país, pero hay una sensación de ¿y ahora qué? Muchas parroquias tienen un programa llamado Mistagógica. Las siete semanas que hay entre la Pascua y Pentecostés son acerca de cómo integrarse plenamente en la Iglesia. Las lecturas y homilías nos enseñan cómo vivir la fe. Puedo relacionarme con usted, en el sentido del aprendizaje que apenas está comenzando.

Como católicos estamos llamados a apoyar y alentar a los nuevos miembros. Al final de la Vigilia Pascual en Santa María, les pedí a los parroquianos que no se fueran sin felicitar a los nuevos miembros. Hubo un verdadero gozo en la parroquia. El coro puso todo su esfuerzo para la liturgia e incluso cantaron las letanías de los santos. Continuemos apoyando a los nuevos miembros de la Iglesia y haciéndolos sentir plenamente integrados en la parroquia, explicándoles lo que la Iglesia ofrece.

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La pregunta que cada nuevo miembro se debe hacer es: “¿Cómo puedo yo ayudar a la parroquia?” ¿Me gusta dar la bienvenida a la gente, leer, tal vez ayudar en la educación religiosa? Tal vez me gusta hacer el mantenimiento, hacer artesanías, limpiar los lienzos, cantar en la misa y/o ayudar de una manera que sea verdaderamente única para mí. Ese es el llamada principal de todos y cada uno de nosotros.
Al final de la misa, la oración final es una despedida. “Vayan en paz”, “Vayan y anuncien el Evangelio del Señor”, “Vayan, la Misa ha terminado” y “Vayan en paz, glorifiquen al Señor con vuestra vida”. Estamos todos llamados a hacer mucho más. Mistagógica es un proceso de toda la vida, así que les pido que sean pacientes con ustedes mismos y con el proceso. Todos nosotros vivimos, crecemos y somos llamados a compartir la fe.

(El Padre Trevino es en colaboración en las parroquias de San Alfonso y Sta. María en Davenport y San Pedro en Búfalo.)


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