Padre Rother: Un hombre común es beatificado

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Por Padre Guillermo Treviño
El Mensajero Católico

“¿Por qué has venido desde Iowa para esto?” Me preguntó Tony Gutiérrez, editor de “El Sol Católico” de la Diócesis de Phoenix. Algunos de mis hermanos sacerdotes y laicos me hicieron la misma pregunta. La ocasión fue la beatificación del Padre Stanley Rother el 23 de septiembre en Oklahoma City, OK.

Contribuido
Padre Guillermo Treviño conoció Marita Rother, la hermana de Padre Stanley Rother, el 23 de septiembre en Oklahoma City, OK.

Todo comenzó cuando un compañero de mis clases en el seminario, el padre Cristóbal Deloera, publicó en su página de facebook que su parroquia Santiago el Mayor de la ciudad de Oklahoma, tendría una marcha de 3,5 millas desde su parroquia hasta el Centro de Convenciones Cox, donde se celebraría la misa de beatificación a las 10 am. Yo le envié un mensaje: “¿Puedo ir?”. Él respondió: “Claro, eso sería maravilloso”.

Nosotros vimos a feligreses vestidos como indígenas, muchos con una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. Los peregrinos bailaban de vez en cuando y se mantenían en oración en el camino. Al pasar por las parroquias de El Sagrado Corazón y La Pequeña Flor en la ciudad de Oklahoma, los peregrinos aumentaron. Cuatro sacerdotes estaban en la peregrinación: mi compañero de clase, su pastor, un sa-cerdote de Guatemala y yo. Como agradecimiento, el P. Deloera li-deró un grito desde el auto de la policía de la ciudad de Oklahoma, animando por el sacerdote mártir de Guatemala y por mí, porque había ido desde Iowa para la bea-tificación. Fue una emoción tan grande ser parte de ese momento; la adrenalina me mantuvo en la peregrinación.

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Cuando llegamos al centro de convenciones alrededor de las 9 a.m., miles de personas esperaban en la fila. Más tarde me entere que muchos no pudieron ingresar, porque el espacio estaba en su límite. Suerte la mía, Emily Pries, la secretaria ejecutiva de Mons. Thomas Zinkula, había preparado una carta presentándome como sacerdote de la diócesis de Davenport, que me permitió participar de la misa. Hubo cerca de 50 obispos y alrededor de 200 sacer- dotes, que participaron de la misa. Yo ya conocía a varios de los sacerdotes de la ciudad de Oklahoma, quienes fueron compañeros en el seminario, incluyendo al padre Chris Brashears quien hizo el anuncio en EWTN. Yo los saludé y me reuní con los nuevos sacerdotes, seminaristas y laicos antes de la misa.

Antes de iniciar la misa, se mostró primero un video de 20 minutos de la vida de Padre Rother. “El pastor no corre a la primera señal de peligro”, fue la cita que más me impactó. Procesión al iniciar la misa, fue impresionante. La Beatificación de Padre Rother fue un poco antes de la misa. ¡Fue hermoso! El cardenal Ángelo Amato fue el principal celebrante, él es el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. El arzobispo Paul Coakley, arzobispo de la ciudad de Oklahoma, dio la bienvenida a todos. Él explicó por qué el p. Rother debería ser valorado. El cardenal Amato leyó la carta del papa Francisco, declarando al Padre Rother “Beato”. Luego apareció una enorme pancarta en colores que mostraba su imagen.

El resto de la misa fue una experiencia increíble. Yo estaba pensando: “Me estoy convirtiendo una vez mas”. Durante la homilía, el Cardenal Amato compartió lo que hizo grande al Beato Stanley Rother: “Formado en la escuela del Evangelio, el vio incluso en sus enemigos al prójimo. El no odió, él amó; él no destruyó, sino que construyó. Esta es la invitación que el beato Stanley Francis Rother nos extiende hoy. Ser como él, testigos y misioneros del evangelio. La sociedad necesita estos sembradores de bondad. ¡Gracias, padre Rother! ¡Bendícenos desde el cielo! ”

Después de la misa, yo fui al altar para venerar su reliquia, tomar fotos con la nueva imagen y luego saludar a su hermana, la hermana Marita Rother. Ella fue muy amable, genuina y gentil; tenía una larga lista de personas que deseaban hablar con ella. Luego, conocí a algunas personas de Guatemala. Un sacerdote comenzó a gritar mi nombre, era un antiguo capellán del seminario de la Concepción, el padre Albert Bruecken, OSB, el delegado del obispo para la canonización del beato Stanley Rother. En pocas palabras, esto es la iglesia universal. Todos somos hermanos y hermanas en Cristo; solo necesitamos darnos el tiempo para conocernos

(Padre Treviño trabaja en colaboración en las parroquias de San Alfonso y Sta. María en Davenport y San Pedro en Búfalo.)


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