Grupo de Danza de la Asunción: danzar para Nuestra Señora de Guadalupe

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Miguel Moreno-Iberico
Los miembros del Grupo de Danza Asunción, realizan un danza en la parroquia de San Antonio en Davenport, como parte de la celebración de Nuestra Señora de Guadalupe el 11 de diciembre. La parroquia también tuvo otros eventos el mismo día de la fiesta, 12 de diciembre.

Por Barb Arland-Fye
El Mensajero Católico

Si danzar es como orar dos veces, como dice Alicia Vieyra, entonces, el Grupo de Danza de la Asunción, que ella dirige; irrumpió en el cielo con
oraciones mientras honraba a Nuestra Señora de Guadalupe el 11 y 12 de diciembre en la
parroquia de San Antonio en Davenport.

Arland-Fye

Vestidos con trajes vibrantes, acentuados con cuentas, plumas, lentejuelas y flecos y con tocados de plumas, los 27 bailarines, entre niños y adultos, danzaron con destreza. Hicieron sonar sus maracas y pisotearon en armonía rítmica con el percusio-nista Alfonso Chávez, cuyo poderoso tamborileo resonó en el templo, después de la misa en español a la que asistí el 11 de diciembre. El obispo Thomas Zinkula bendijo a cada uno de los bailarines con agua bendita después de la misa y participó de la actuación desde el santuario con el padre Rodolfo Juárez, párroco de la parroquia de San Antonio.

Inmersos en su oración, los danzantes permanecieron atentos a su intercesora, Nuestra Señora de Guadalupe, cuya fiesta es el 12 de diciembre. Rosas fragantes, símbolo de su aparición, rodearon la imagen de Nuestra Señora en el frente de la iglesia.

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Realizaron dos danzas fascinantes: El Tonantzin (una palabra maya que significa “Nuestra Madre”) y La Paloma, que se refiere a la pureza de Nuestra Madre. Alicia cita 2 Samuel (6, 14) para mostrar el aprecio por la danza en las Escrituras. “Entonces David vino danzando delante de Yahvé con abandono, ceñido con un efod de lino.”

La danza azteca se remonta a la colonización española de México, cuando los indígenas se convirtieron al catolicismo y deseaban honrar a la Madre de Dios, Nuestra Señora de Guadalupe, a través de la danza. Se apareció a Juan Diego, quien era azteca y converso, en
diciembre de 1531. Las
apariciones marianas inspiraron a millones a convertirse al
catolicismo, dice Alicia.

La danza “era considerada una forma de oración, pero también una forma completa de vida y de comunicación con lo más
importante para este pueblo, su Dios. La danza azteca es una de las expresiones más básicas del espíritu artístico y cultural de los pueblos originarios de México. Para los aztecas, esta tradición era parte de la vida”, dice la descripción de la parroquia del Grupo de Danza.

Inspirada por la tradición de su cultura, Alicia fundó el Grupo de Danza de la Asunción en el 2018 en la antigua Parroquia de Santa María en Davenport, que luego se fusionó con la parroquia de San Antonio. Ella invita a cualquiera que desee honrar a María y a los santos, a unirse al Grupo de Danza, que practica dos veces por semana durante
aproximadamente una hora y media. Si desea ser parte del grupo, por favor, comuníquese con Alicia al (563) 459-8100.

La participación en el Grupo de Danza de la Asunción ha inspirado a los católicos a volver a misa, dice Alicia. “Algunos no solían ir a la parroquia. Algunos solían ser católicos sólo de nombre. No tenían los sacramentos. Ahora se han unido a la parroquia de San Antonio y están inscri-biendo a sus hijos para la educación religiosa. Ahora recibirán sus sacramentos”. Ella glorifica a Dios por traer gente al grupo de danza y de vuelta a la iglesia. “Una cosa lleva a la otra”.

Una pareja del grupo de danza, que había estado viviendo junta durante muchos años, se casó recientemente en la Iglesia Católica, dice ella. Y, luego de orar a Dios “para que ponga a las personas adecuadas en mi camino, si quieres que siga en esto”, Alfonso aceptó la invitación de Alicia para ser el baterista del grupo. Su esposa y sus tres hijos también participan en el grupo y asisten a misa en la parroquia. Paty Martínez es la coreógrafa del grupo de baile, otra bendición de Dios, dice Alicia.

“Si estás danzando con tu corazón, obtienes muchas
bendiciones. Cuando danzas, es como rezar dos veces. Cada paso que estáis dando es una inter-cesión de Nuestra Madre a Dios. … No estamos danzando para hacer un espectáculo. Nuestra danza tiene un propósito”.

Al ver a estos enérgicos danzantes, sentí que estaba orando dos veces.

(Comuníquese con Barb Arland-Fye en arland-fye@davenportdiocese.org)


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