Mi querido pueblo,
Vivir la Eucaristía es lo que cada uno de nosotros está llamado a hacer todos los días. La Eucaristía es un don abrumador del amor incondicional de Dios por nosotros. Cristo es un don de la misericordia de Dios derramado sobre nosotros, pues, somos pecadores.
Nos encontramos a Cristo en las Escrituras y en la fracción del pan al igual que lo hicieron los discípulos en el camino a Emaús. Cuando verdaderamente recibimos el don de la Palabra y de la Eucaristía, somos transformados.
Nosotros llamamos a la Eucaristía la Misa por la última cosa que hacemos: nos despedimos; somos enviados a la misión de compartir la paz de Dios, para anunciar el Evangelio, para glorificar a Dios por nuestras vidas.
Somos enviados a vivir esta alianza eucarística para bien o para mal, en la enfermedad y en la salud, y por nuestras familias, nuestros vecinos, nuestra comunidad parroquial y de hecho toda la creación. Nosotros recibimos el don de Cristo, regresando de algún modo el regalo de nuestras vidas a Dios.
Mi personal diocesano sirve como un recurso para nuestras parroquias, que nos ayudan a ser un pueblo Eucarístico. Estamos para promover la paz y la solidaridad; para ser un pueblo agradecido; para transformar las estructuras injustas. Ellos asisten con la catequesis, la preparación sacramental, despertar consciencias sobre la responsabilidad en la educación; ayudan en la formación en la doctrina social católica, la parroquia / en el personal de la escuela y la contabilidad, satisfacer las necesidades de la educación en nuestras escuelas, el apoyo a las parejas haciendo las anulaciones matrimoniales, preparando hombres y mujeres para los ministerios laicales y mucho más. La diócesis ayuda a nuestros sacerdotes jubilados, según sea necesario. Proveemos educación para el diaconado y la educación en el seminario y para formación continua del clero.
La Colecta Anual Diocesana cubre alrededor de tres cuartas partes de nuestro presupuesto diocesano. Por favor, considere en oración cómo podría ayudar a promover a Vivir la Eucaristía cuando usted haga la promesa en esta colecta. Gracias por su continuo apoyo a su parroquia local, a su escuela y nuestra diócesis. ¡Qué Dios los bendiga abundantemente!
Sinceramente en Cristo,
Monseñor Martin Amos
Obispo de Davenport
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