El amor de Dios supera el desorden de nuestros pecados

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Por el p. Bernie Weir
El Mensajero Católico

El Miércoles de Ceniza es el 6 de marzo. Nuestras iglesias estarán llenas. Los católicos de todo el mundo estarán marcados con cenizas y escucharán las palabras: “Arrepiéntanse y crean en el Evangelio” o “Recuerda que polvo eres y al polvo volverás”. El Miércoles de Ceniza es un día de ayuno y abstinencia. Todo el mundo sabe que no podemos comer carne, no podemos ingerir nada entre comidas y que nuestras comidas deben ser más pequeñas de lo normal. También es el día en que comenzamos nuestra “Cuaresma de rendirnos”.

Contribuido
Padre Bernie Weir, a la derecha, y los miembros de la parroquia de St. James en Washington, preparan las palmas para El Miércoles de Ceniza. El grupo quemaron las palmas y agregaron un poco de aceite de oliva a las cenizas.

Hace varios años, hubo una escasez de palmas debido a todas las tormentas. Al menos aquí en la pa-rroquia de St. James en Washington, entramos en un pequeño pánico cuando pensamos que no íbamos a tener palmas para el Domingo de Ramos. No recibimos nuestro pedido completo, pero teníamos un montón para todos.

Una de las preguntas que me preguntaron muchas veces ese año fue: “¿De dónde vienen nuestras palmas?” Admito que nunca antes había pesado en eso. Así que mi respuesta fue: “Vienen de una tienda religiosa en Davenport. Las personas que trabajan en UPS las traen.” Tenemos un pedido permanente en la tienda religiosa y las personas que trabajan en UPS las traen. No pensamos en las palmas. Ellas solo llegan.

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La segunda pregunta que me hicieron mucho ese mismo año fue: “¿De dónde vienen nuestras cenizas?” Yo sé la respuesta. No lo obtenemos de la tienda de artículos religiosos ni a través de UPS. Aquí en St. James, nosotros quemamos las palmas del año pasado para hacer las cenizas de este año. Con nuestro grupo de jóvenes de secundaria, nos reunimos en la casa de Beenblossom, para preparar las palmas y quemarlas. Agregamos un poco de aceite de oliva a las cenizas y en el Miércoles de Ceniza nos marcamos como pecadores que necesitan perdón.

Las cenizas son oscuras y desordenadas. No hay nada limpio y ordenado cerca de donde se quema la ceniza o donde se marca. Las cenizas son difíciles de limpiar del piso después de cada misa, lo cual es bueno. No hay nada limpio y puro en el pecado. Es oscuro, desordenado y difícil de limpiar.

Durante la Cuaresma somos muy conscientes de nuestra pecaminosidad. Ayunamos, hacemos obras adicionales de caridad y penitencia, y nos presentamos ante nuestro Dios marcados como pecadores. Buscamos el perdón por nuestros pecados, pidiéndole a Dios que nos perdone. Al final, no importa si nuestras cenizas son bonitas, limpias y claras u oscuras y desordenadas. Lo que es importante recordar es que nuestro pecado es oscuro y desordenado; pero el amor de nuestro Dios, puede sobrepasar todo el desorden de nuestro pecado.

Cristo hará todas las cosas nuevas y puras. Todo lo que tene-mos que hacer, es aceptar la realidad de su amor. El desorden de nuestro pecado no puede retenernos. El amor y el perdón de Cristo pueden y nos hacen libres.

(Padre Bernie Weir es el pastor de la parroquia de St. James en Washington.)


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