Oración, Alabanza y Adoración con Priscila Ángel

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Lindsay Steele
Priscila Angel canta durante su concierto: “Una Noche de Oración, Adoración y Alabanza,” el sabado 14 de diciembre en la parroquia de San Patricio en Iowa City. El Ministerio Hispano de la Diócesis de Davenport hizo posible este concierto.

By Lindsay Steele
El Mensajero Católico

IOWA CITY — La cantante mexicana Priscila Ángel, vestida con una blusa naranja y una falda larga y floral, cantó una mezcla de sus grandes éxitos y canciones tradicionales de adoración católica, en la parroquia de San Patricio en Iowa City el pasado 14 de diciembre.

Acompañada de un tapiz de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, compartió historias sobre su fe y ofreció su testimonio a los más de 200 invitados reunidos en la parroquia. Ella dijo a la comunidad: “Somos una gran familia católica”.

Priscila comenzó su carrera musical como vocalista y acordeonista de una banda llamada “Priscila y Sus Balas de Plata.” En el 2008, ella obtuvo el primer lugar en el “concurso reality” El Show de los Sueños: Amigos del Alma. Después de un descanso, para dedicarse a la vida familiar, surgió como artista discográfica de música católica y lanzó un álbum titulado “Eres Todo Señor” en 2014. Priscila y su esposo, Gustavo, tienen tres hijos. Ella dijo a los asistentes que no lamenta haber dejado su banda, para hacer de su familia su prioridad. Ella comentó que si todos viéramos a la familia como una prioridad, el mundo no estaría tan roto.

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En el concierto, padre Guillermo Treviño, vicario parroquial de la parroquia San Patricio, en Iowa City, la parroquia San José en West Liberty y la parroquia Santa Bernadette en West Branch, dio inicio al evento con una oración. Luego, presentó a Priscila, quien pidió a los reunidos que levantaran las manos y sintieran el Espíritu Santo.

Los asistentes aplaudieron y cantaron emocionados junto a Priscila, que a menudo tocaba su collar de rosario y cerraba los ojos mientras guiaba a la multitud a alabar a Dios a través de la canción.

Entre canciones, Priscila hablaba sobre su vida y las lecciones que aprendió en el camino. Ella intercedió para que los asistentes estuvieran abiertos a recibir los siete dones del Espíritu Santo: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Ciencia, Piedad, Fortaleza, Temor de Dios. Ella entusiasmo a los asistentes a que eleven sus plegarias en oración. Ella dijo: “Tal vez hoy, sea un buen día para preguntarle a Dios: ¿Cuál es tu voluntad?”

Ella mencionó que la oración es como hablar con el mejor amigo. Dijo: “Aprendamos a ver en las cosas más pequeñas de la vida, el amor de Dios”.

En sus reflexiones dijo que se puede ser feliz, aunque se atraviesen tiempos difíciles; pero Dios comparte nuestros desafíos. Al atravesar los desafíos, no sienta pena por usted misma, más bien pregunte por qué sucede esto o aquello; pregúntese, qué bien puede obtener de ellos.

Priscila habló de María y entonó a la comunidad la canción La Guadalupana, que lleno de vítores, silbidos y gritos en el ambiente. También junto a la comunidad, entonó el canto “Las Mañanitas” para Nuestra Señora de Guadalupe.

Después, las puertas de la capilla de adoración perpetua se abrieron y la comunidad se arrodilló ante la presencia del Santísimo para rezar. Mientras tanto, Priscila entonaba canciones de adoración como “Sangre Preciosa.” Ella expresó que cuando participa en la adoración Eucarística, no pierde el tiempo disculpándose por el tiempo, que no pasó en oración. Más bien, ella se centra en aprovechar al máximo el tiempo que transcurre en la presencia de Dios.

Agradeció a la oficina diocesana del Ministerio Multicultural, por la invitación a actuar y ofreció palabras de agradecimiento a todos los que hicieron este concierto posible.
Padre Guillermo Treviño ofreció una oración de adoración. Al finalizar, hubo un sorteo de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. Priscila fue encargada de escoger el boleto ganador. El Sr. Raúl Madrian, de la comunidad de Muscatine, ganó el sorteo y la recibió con mucha alegría.

Los presentes agradecieron a Priscila con una ovación muy grande y, luego, firmó autógrafos, le tomaron fotos en el salón social de la parroquia. Uno de los parti-cipantes dijo: “Ella tocó mi corazón”.

(Hugo Rodriguez contribuyó a este artículo.)


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