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Por Padre Bernie Weir
El Mensajero Católico

El 21 de junio de 1986 fui ordenado sacerdote por Mons. Gerald O’Keefe. En el seminario, hablando con otros, supe sobre el sello sacerdotal y cómo ello cambia lo que somos y lo qué hacemos. Cambia lo esencial en ti. Yo pensé que había comprendido eso. ¡Qué poco sabía entonces! Yo no era la misma persona que había sido el día anterior o incluso horas antes. Sabía y sentía que yo había cambiado. Ahora, soy sacerdote. Yo debía descubrir qué significaba eso. Me sentí diferente. Yo era diferente. Treinta y seis años después, sigo descubriendo quién es esta persona nueva y cómo relacionarme con el mundo y con Cristo. Las palabras del ritual del bautismo adquirieron un significado más profundo para mí. “Te has convertido en una nueva criatura y te has revestido de Cristo”.

P. Weir

Salto a marzo de 2020. Un nuevo virus está cruzando el mundo. Hubo otras pandemias antes, la mayoría de las cuales, en su gran parte, pasaron desapercibidas en los Estados Unidos. No afectaron nuestras vidas. Para ser honesto, la mayoría de nosotros creíamos que esto duraría un par de meses y que pasaría y que estaríamos hablando de nuestros líderes diciendo, que ellos habían hecho un gran problema de la nada. Más de dos años, después de millones de muertes, miramos hacia atrás y sabemos lo equivocados que estábamos. Al principio pensé que esto también pasará y no sería tan importante, hasta el punto de dejar de celebrar las Misas públicas. En ese entonces, mi miedo y pánico eran manejables.

La cuarentena afectó a todos de manera diferente. No sabíamos cómo hacerlo. Muy pocas personas tenían un recuerdo vivo de la “cuarentena” y nadie que yo conociera lo tenía. Soy conversador y me encanta estar rodeado de gente. Mi mundo se convirtió en un área de una cuadra que tenía solo dos perros y dos personas. Esa era la realidad de millones de personas en todo el mundo. Mi realidad no era diferente a la realidad de otros más. En muchos sentidos seguimos viviendo en “cuarentena”

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Salgo de la cuarentena como una persona muy diferente a cuando entré. Algunos de los cambios son buenos y maravillosos. Algunos de ellos son terriblemente horribles. Algunos de ellos los conozco muy bien y otros más, levantan su fea cabeza y me toman de sorpresa. Va a pasar un buen tiempo, para descubrir cómo voy a vivir con esta nueva persona.

Una de las cosas de la que soy consciente es que la “cuarentena” no tocó mi núcleo, mi esencia. Eso nunca va a cambiar. Ese cambio ocurrió el 21 de junio de 1986, cuando me ordenaron sacerdote. “Te has convertido en una nueva criatura y te has revestido de Cristo”. La “Cuarentena” no tocó eso.

Recientemente celebramos la Misa Crismal y tuvimos la renovación de nuestros votos sacerdotales. Esta renovación adquirió un significado más profundo este año. Estaba de pie con mi obispo y el pueblo de Dios diciendo que soy sacerdote y una vez más doy mi vida al sacerdocio y a Cristo.

La nueva persona que está saliendo de la cuarentena, con lo bueno y lo malo de esa experiencia, sigue comprometida al servicio de Cristo y su Reino. Me tomará un tiempo descubrir quién es este nuevo “sacerdote” después de la cuarentena y entender qué
significa eso.

Una vez que tu esencia ha sido cambiada para pertenecer a Cristo, no puede ser tocada. En el día de su bautismo, usted “se revistió de Cristo y se convirtió en una nueva creación”. La cuarentena puede o no haber sido amable con usted. No fue amable conmigo. Solo debes saber que en el fondo no cambiaste, porque eso sucedió el día de su bautismo. Pertenecemos a Cristo. Puede que nos veamos y nos sintamos muy diferentes ahora, pero Cristo no cambia y nos ayudará a guiarnos a través de este cambio. Confía en el Señor, cree en el Señor. En Cristo todos volveremos a encontrar nuestras esencias gloriosas.

(Padre Bernie Weir es el pastor de la parroquia de Santiago Apóstol en Washington.)


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